Reflexiones de
Marianas de San Pablo
8 de agosto del 2013
Hermanas Marianas,
En el evangelio de
hoy {Mateo 18, 1-5. 10. 12-14},
Jesús nos da tres grandes enseñanzas: Nuestra espiritualidad y nuestra fe debe
ser como la de un niño, Dios nos ve a sus hijos como niños pequeños y por último,
nos recuerda que somos tan pequeños que nuestra soberbia y arrogancia
espiritual no se deben usar para determinar quienes tienen derecho a entrar al
cielo y quiénes no.
Las que somos madres, tenemos ahijados, sobrinos, o nos gustan mucho
convivir con los niños sabemos que los niños tienen una inocencia divina. Los niños tienen pocos meritos y logros, no son santos (la santidad solo se gana con la
practica) y dependen completamente de sus padres para ser guiados y para sobrevivir. De igual manera, Dios nos ve como pequeños y
nos llama a buscar de su guía, de su protección,
de su perdón y de su corrección. Dios
nos ama como niños pequeños, su amor es maternal como el de María y por lo
tanto, incondicional. ¿Qué madre o qué padre
no sacrificaría su vida por salvar la vida de sus hijos? Nos preocupamos tanto
cuando nuestros hijos enferman, que pasamos en vela toda la noche esperando que
cese la fiebre. Nos preocupas mil al
saber que nuestros hijos están pasando por una enfermedad difícil, esta cegado
por los vicios, por las malas compañías y en otros casos están pasando por
enfermedades terminales sin importar su edad, así tengamos 80 años. Qué sentimiento tan desesperante y de
sufrimiento. Sufrimos tanto por ellos
que preferimos dar la vida por su salud y por su bienestar. Pues así nos quiere Dios, nos ama tanto, que
mando a Jesucristo a morir por nosotros, sus hijos pequeños. La fiebre de la que se preocupa Dios en nuestro
caso, es la fiebre de nuestro pecado y tal vez espera en vela que esta pase,
deseando que logremos dar ese salto extraordinario, de la fiebre del pecado a
la sanación (la santidad).
Recordemos Marianas que la fiebre es indicación física de los
anticuerpos en nuestro cuerpo que luchan contra la enfermedad que nos está
atacando. Los anticuerpos son todas las
buenas decisiones que tomamos en la vida y las cosas buenas que practicamos por
medio del amor de Cristo, que nos llevan a la Santidad. Recordemos que sin amor, sin respeto, sin
generosidad y sin humildad, nuestras decisiones son egoístas y no tienen merito
para Dios. Tal vez no encontramos en un estado constante de fiebre. ¿Qué es lo que hacemos que nosotras mismas
nos causemos esa fiebre? ¿Hablamos mal
de nuestras amigas? ¿Criticamos a la
vecina? ¿Regamos chismes por todos
lados? ¿Nos creemos más que los demás por
que compramos un auto nuevo, porque tenemos un buen puesto en el trabajo,
porque ganamos más dinero que otros? ¿Pensamos que somos mejores que otras
hermanas por qué vamos a la iglesia todos los domingos, estamos involucradas en
actividades de la iglesia y leemos la biblia más que nadie? ¿Nos vestimos mejor
que otras, tenemos mejores gustos de la última moda y vemos a otras por debajo
de nosotros? Tal vez nos enfocamos tanto
en nuestros cuerpos y en lo superficial, que nos burlamos del físico de las demás
y de sus carencias materiales. ¿Envidiamos
a otras mujeres por ser bonitas, por ser talentosas, por ser buenas madres, por
tener más que nosotras? ¿Tratamos bien a
los hijos/as de las demás o nos hacemos de la vista gorda cuando a estos les
pasa algo frente a nuestras narices? ¿Hablamos
mal de nuestros jefes, de nuestros líderes, de las personas que nos guían? ¿Criticamos a nuestras hermanas que son
novatas en su fe y pensamos que somos mejores que ellas? ¿Criticamos a las que están
alejadas de Dios y en vez de ayudarlas las aplastamos con nuestros
comentarios? ¿Excluimos a otros? ¿Descriminamos
a otros por ser de otro color de piel, por tener otro estatus, por pertenecer a
otras religiones, o por ser de otros países y de otras etnias? También sería bueno ver que hay otros que están
pasando por esa fiebre, y en vez de hacer caso omiso de su fiebre, deberíamos de
asistir a nuestro Doctor Dios a bajarle esa fiebre a nuestras hermanas como
buenas enfermeras obedientes mostrando su amor.
Imitando a María y siguiendo a Jesús,
Marianas de San Pablo
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