Si fueras golpeado,
insultado, abusado e humillado…buscarías consuelo en tu madre. Se dice que en
el lecho de muerte, los humanos buscan el consuelo maternal antes de morir. Las
cajas negras de los aviones, son testigos de las voces grabadas de los pilotos
cuando saben que el avión se va a estrellar, la palabra más pronunciada al
morir es “mamá”.
Tu madre te da algo
que nadie más puede, un amor incondicional. Pero hay alguien más que tiene un
amor perfecto, María.
Dios la hizo con un
corazón inmaculado, para que uno de nosotros ame a Jesús como merece ser
amado.
María
vive su propia cruz de sufrimiento al verlo ahí, como una madre ve a un hijo
inocente y abandonado. Mirándolo en lágrimas y dolor, ella no solo sabía lo que
era su hijo divinamente, sino quien era Él. Pues ella le amamantó, le cambió pañales,
le ayudaba a vestir, le preparó papillas, le hacia su ropita, le cantaba y le
arrullaba para consolar su llanto, lo vio crecer y seguramente le vio caer
cuando empezaba a caminar, lo curó cuando enfermaba de niño, sabía cuál era su
comida favorita, le inculcó valores, le enseño las tradiciones judías, le dio
su parte humana y todo esto ayudo a formar a Jesús.
¿Quién conocía más a
Jesús en la tierra, que su propia madre?
En esta tercera
palabra, Jesús le da honor a quien honor merece en su lecho de muerte. Jesús
fue el primero en dar honor a María, pues sabía no solamente lo que era su
madre divinamente, sino quién era ELLA.
¿Qué nos enseña Jesús
con esta tercera palabra en la cruz?
1. Respeto y honor a
nuestros padres, como está escrito en los mandamientos de Dios. Jesús nos enseña respetar a nuestros padres y
darles su lugar de honor, como lo merecen.
2. Respetando la
cultura judía y las tradiciones: Jesús se preocupa por su madre, una mujer viuda que no tiene
quien la cuide y la deja bajo el cargo del apóstol Juan, diciéndole “ahí tienes
a tu madre”. En la cultura judía, se acostumbraba dejar a la madre al cuidado
de los hijos. Sin embargo, en este caso,
como Jesús era hijo único, se la deja a su discípulo más amado.
3. Todos somos
Juan: Al apóstol San Juan le deja el
mejor regalo del mundo, a la madre Dios. El amado Juan representa a la
humanidad. Jesús nos deja a su madre. ¡Qué honor y que regalo más grande!
4. La madre de todos:
Pero no solo piensa en Juan y no solo piensa en María, sino que piensa en toda
la humanidad. Por eso la llama “mujer” para designarla ya no como su “madre”,
sino como una mujer que ahora tiene otra misión: la de ser madre espiritual de
todos.
5. La maternidad
espiritual de María: nace en el calvario: Jesús en medio del dolor y del
calvario, nos deja un amor sobrenatural, una madre espiritual. Además, Jesús le
da una orden para que cumpla su maternidad espiritual para la humanidad.
6. Mujer en el plan de
Dios: Jesús en su ministerio público siempre hizo referencia a las profecías
del antiguo testamento hablando en simbolismos y parábolas. El utilizar la
palabra “mujer” no era para humillarla, despreciarla, ni mucho menos rechazarla como lo declaran nuestros hermanos separados, al contrario, utiliza esa
palabra para definir quién era su madre, no solo como persona maternal, sino
como una MUJER que fue escogida por Dios para un plan superior:
Mujer: Jn 2, Génesis
3:15 (Dios anuncia su plan de salvación y la forma en que vendría, la mujer y
su semilla aplastaría la cabeza de la serpiente). La virgen María gana lo que
la primera mujer perdió, la obediencia. María cumple lo que Dios había
prometido en su plan.
***** Se cierra un
ciclo divino: Por una mujer (Eva) entro la muerte y el pecado, y por una mujer
(María) entro la salvación humana *****
7. María es la nueva
Eva de la nueva alianza.
Jesús establece una
nueva relación con la humanidad por medio de María, nos regala desde la cruz
una madre espiritual. Por eso le llama “Mujer”.
Tú y yo tenemos dos madres
en esta tierra: La que Dios escogió para que te trajera al mundo y la que Jesús
eligió dejarte desde la cruz, una madre espiritual y sobrenatural, María.
Si dudabas de la
importancia del papel de María en la salvación de la humanidad y el por qué la
iglesia la venera tanto como Madre de la iglesia, no busque más, pues Jesús
mismo, desde la cruz, con una voz entre cortada y entre su sangre que corre y
tanto sufrimiento, te la está dejando a ti, como testamento divino.
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