Estimada comunidad Católica del mundo,
Para mí es un gusto compartirles esta historia de una de
nuestras MARIANAS. Decidimos publicar
esta historia con motivo de la celebración de las fiestas patrias, porque si
leen con atención esta gran historia, Rocio Flores, nos habla de cómo extraña su
tierra. Muchos nos identificamos con
ella, sobre todo aquellos que emigramos a este gran país de oportunidades, como
lo es Estados Unidos. Sin embargo, a
pesar de la abundancia y las oportunidades para superarnos, como que nos hace
falta ese pedacito de nuestro país de origen, para sentirnos en casa. Todos buscamos maneras de identificarnos con
nuestro país por medio de las costumbres y la cultura. Ya sea por medio de la comida, de la televisión,
de la manera de vestir y de hablar y vaya que decir, por medio de nuestra
fe. Sobre todo nuestra fe Mariana. Es indiscutible el papel de María, la
Guadalupana en nuestras vidas, porque representa no solo esa fe que nos acerca
a su hijo Jesus, sino que representa de alguna manera, la comunidad y el sentir
de todos los mexicanos.
Rocio es una de las iniciantes originales del grupo de
MARIANAS de San Pablo. Desde antes de su
fundación (12 de diciembre del 2012), Rocio creyó en la visión de la formación de
este grupo y se involucró activamente, edificando al grupo. Personalmente yo diría, que Rocio le dio un “SI”
a Maria sin hacer preguntas, simplemente creyo en esta misión y se integró. Aplaudo ese paso de confianza, que le otorgo
al grupo y a nuestra madre Maria.
Le agradezco a Hermelinda Vásquez, otra MARIANA dedicada por
el tiempo que se tomó en realizar esta entrevista de manera muy
profesional. Gracias por creer en este
proyecto y por sacar a la luz, la vida de una mujer más que vive de la fe. También quiero agradecer a nuestra MARIANA Hilda , por la fotografía, como siempre capturando momentos bellos (Smile Sweety Photography).
Atentamente,
HISTORIA DE FE Y DE SUPERACIÓN DE UNA MARIANA:
Roció Flores es una dinámica y carismática joven madre y esposa, originaria
de Querétaro, Qro., estado ubicado cerca del Distrito Federal, colindante con el
estado de Hidalgo, en México. Pertenece a una familia queretana con cuatro hijos,
ella es la tercera, la más pequeña falleció.
Durante una breve charla, nos comparte sus experiencias y comenta
con entusiasmo que: “La vida no es fácil para ninguno de nosotros.
Pero... ¡qué importa!, hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno
mismo.
Soy católica, lo mismo que toda mi familia, -enfatizó-, desde muy pequeños mi
mamá nos educó en la fe católica. Estudié la primaria, secundaria y preparatoria,
en esta última conocí a quien hoy día es mi esposo. Terminando la preparatoria
me casé por la iglesia y el civil y tomamos la decisión de emigrar a los Estados
Unidos”.
Agrega que “por seis años radiqué en Houston, Tx, tiempo durante el cual
concebí a mi primer hijo, pero tuve que regresar a México, debido a que mi
hermana menor enfermó de cáncer en los ovarios y fue necesario estar al lado de
ella”.
Hermana de Rocío
Hace una pausa y luego expresa que: “No hay un final. No existe un principio.
Solamente existe una infinita pasión por la vida.”
Luego refiere: “Cuando nació mi hijo, mi esposo, que le gustaba tomar, tuvo un
accidente de tránsito, le pegó al carro de una señora, a quien, por fortuna, solo
fue un golpe, no fue tan grave el problema, pero como él quiso escapar, agravó
la situación, lo detuvo la policía y estuvo en la cárcel por siete meses detenido.
En esas mismas fechas fue cuando tuve que regresar a Querétaro porque mi
papá me dijo que la situación de salud de mi hermana era muy delicado, todo fue
sorpresivo, al mes de que se enteran que tenía cáncer muere, un golpe emocional
muy grande para todos”.
Con un sesgo de nostalgia y tristeza al evocar lo vivido, agrega que: “Estuve
ocho días con ella antes de que muriera”, y sigue: “Ya estando en Querétaro
mientras mi esposo estaba aún en la cárcel en Houston Texas decidí ingresar a la
Universidad Autónoma de Querétaro, quienes me apoyaron fueron mis padres, mi
madre me ayudaba a cuidar a mi hijo”.
En la foto de izquierda a derecha:
Jesús Morales, Isabela Morales, Rocio Flores, Sofía Morales
Nos comparte que solo alcanzó a cursar dos semestres de inglés para extranjeros,
su esposo regresó a México después de cumplir su sentencia y ser deportado,
pero él no permaneció mucho tiempo en México pues volvió a los Estados Unidos
mientras Rocío seguía en México con sus padres. Ahí empezó a sentir esa
necesidad de su familia, la cual ahora eran su hijo y su esposo, aunque como
mexicana moralmente sentía la necesidad de seguir al lado de sus progenitores:
“Me hacía falta mi esposo, que mi hijo conviviera con su papá”. Es entonces que
optó por abandonar la carrera y emigrar nuevamente a los Estados Unidos en
busca de su esposo. Nos dice: “Gracias a Dios no tuve problema” y mi hijo se
quedó con mis padres porque me fui de ilegal y no quise arriesgarlo”.
La experiencia vivida en esta etapa le ayudó a crecer emocionalmente y valorar
cuán importante es un hijo, ya que estaba con su esposo pero le hacía falta su
hijo, y se decidió a hablar con su esposo: “ Aunque te amo, si no pueden traerme
a mi hijo, me regreso a México para estar al lado de él”, y afirma: “Yo sabía que
estaba bien cuidado por mi mamá y tenía mucho amor de la familia, pero era el
ser de mi vida, comprendí ese puente de amor y unión con mi hijo de dos años y
medio que había formado en mi ser”.
Con una fe y agradecimiento, expresó: “Bendito Dios finalmente mi comadre,
madrina del niño, me lo trae y la vida volvió a la normalidad, ya todos unidos le
empezamos a echar ganas, a trabajar y todo muy bien. Cuando mi niño tenía casi
los cuatro añitos volví a embarazarme de mi segundo bebé, siendo una niña”.
Rocío nos comparte que sus embarazos han sido milagrosos porque padece
una enfermedad que se llama endometriosis, por eso tardó para embarazarse
de su primer hijo como ocho años, tiempo en el cual sus padres tramitaron su
VISA americana y una vez que se las dieron ella tuvo la dicha de verlos: “Mi
mamá estuvo conmigo cuando nació mi hija Sofía, y nos visitan frecuentemente,
incluso ahora los espero para cuando mi tercer bebé nazca”. Emocionada dice
que la experiencia del accidente le sirvió mucho a su esposo, y con amor y
orgullosa de él, expresa cómo su esposo cambió y dejó de tomar, que le va muy
bien en su trabajo. Trabaja en un diller de barcos, empezó lavándolos, y ahora
es el encargado de colocarle todo al barco, desde el motor, cableado, etc., le
dan el cascarón del barco y él conforma toda la estructura tanto electrónica como
interna . Es el mecánico del barco pero aún no se atreve a manejar.
Dice muy emocionada: “Me siento muy afortunada y feliz, pienso que él estaba
destinado a compartir su vida conmigo”, aunque expresa, no obstante, que su
felicidad no es completa porque extraña su país y le gustaría regresar a México
definitivamente; no termina de adaptarse al sistema de Estados Unidos a pesar de
tener ya muchos años en este país, debido a la sociedad y la cultura tan distintas,
y pone de ejemplo el hecho de llenar solicitudes para cualquier trámite, que debe
sustituir por aplicaciones, entre otras cosas. Su idioma le gusta pero al escucharlo
de la forma como se habla siente como un retroceso educacional en su persona.
Enfatiza que no se habla bien en español y asimismo tampoco se aprende bien el
inglés.
Rocío es una mujer aún con tanta fuerza que no se conforma y quiere continuar
estudiando, terminar una carrera. De hecho intentó estudiar en la UNAM donde
se registró, sin embargo no le ha puesto el interés necesario, según reconoce,
además de desanimarse al no haber la carrera de su interés que es Ingeniería en
Agronomía.
Sus más grandes aspiraciones son trabajar con los campesinos, ayudarles a
mejorar su calidad de vida en el campo, construir pozos de agua de riego, mejorar
los cultivos y demás.
Comenta que aquí en Houston “de momento me registré en un programa, un curso
de inglés, y la maestra está pensando en la forma de conformar la planeación
de un programa de carreras técnicas como para trabajar en las refinerías, por
ejemplo”.
Madre de Rocío, Doña Ángeles
Roció se siente muy feliz, dice que “La vida es hermosa, vivirla no es una
casualidad”. Aunque ya ha iniciado otra etapa con el nacimiento de su bebé, está
viviendo un momento lleno de bendiciones, ya que sus padres están con ella. Dice
que:
Desde que recuerdo mi vida siempre ha sido de gran fe, mi mamá fue mi guía,
me decía que Dios estaba en el cielo y además lo siento en mí, la felicidad es
saludable para el cuerpo, pero es la pena la que desarrolla las fuerzas del espíritu.
Pero la convicción la obtuve cuando ya como feligrés de la Iglesia de San Pablo
acudí a dos retiros, fue ahí a donde definitivamente hice conciencia de lo que
es saber que Dios está en mi vida, así como también el apoyo. La manera en la
que el Grupo Marianas de San Pablo ha influido en mi vida, es que me di cuenta
con el paso del tiempo en el que el grupo lleva activo; es que hay tantas mujeres
como yo que necesitamos mucho de apoyo, unas con otras. En lo personal he
ido descubriendo que Mamá María es el mejor modelo de mujer que pudimos
haber tenido, lo que he vivido dentro del grupo con diferentes mujeres de diferente
nacionalidad, cultura, pensamiento e incluso formas diferentes de pensar me ha
hecho dar cuenta que somos únicas, pero que nos podemos ayudar unas con
otras en muchos sentidos, edad de un apoyo moral, espiritual, pero sobre todo una
hermandad que si nos dejamos guiar por Mamá María, se puede lograr y así llegar
a Papá Dios.
Rocío con amigas del grupo de MARIANAS
La familia es la patria del corazón.
Rocío, siguiendo con el relato de su vida, agrega:
En algún momento de mi vida sí me cuestioné por qué era pobre, y soñaba
emigrar a los Estados Unidos porque quería ser rica, pero ahora en esta etapa de
mi vida, el lugar más hermoso y donde volvería a nacer es mi país y en Querétaro.
Lo que más amo en este mundo es primero a Dios, después mis hijos, mi esposo,
mis padres, hermanos y amigos, asimismo me amo a mí misma, porque sé que
soy una creación de Dios, creo ser una buena persona, aunque a veces se me
voltea, pero tengo vida.
Rocío agrega que la experiencia más difícil de su vida fue cuando nació su primer
bebé, y con su esposo en la cárcel y con pocas amistades, sale del hospital y no
tenía lo indispensable del recién nacido porque todo estaba en la camioneta que
traía su esposo que, igualmente, estaba confiscada por la policía.
Dice: “Cuando llegué al departamento y veo a mi alrededor, me surgió la pregunta
a Dios: ¿que soy tan mala?” pero con el paso del tiempo ella reflexiona que en
comparación con lo que otras personas viven su experiencia no es nada, pero en
ese momento para ella era la peor tragedia de su vida:
El dolor era en todos los sentidos porque yo le había pedido a Dios un hijo, y
por fin lo tengo, y tenía a mi hijo pero mi esposo no estaba, mis papás tampoco
y me sentía muy sola, desde ahí comprendí las manifestaciones de Dios, le
había pedido un hijo, pero hubieron pruebas muy difíciles en ese trance, además
fue como una preparación para después, la experiencia de mi hermana, y no
tuve entonces ya ese duelo con Dios de cuestionar sino más bien fue la fuerza
necesaria para apoyar a mis padres.
Pero ¿cuál es el propósito de Rocío? Menciona: “La verdadera felicidad consiste
en hacer el bien. Quiere ayudar a sus semejantes en lo que pueda, como ayudar a
las personas que no saben llenar una solicitud, hacer un trámite, porque dice:
Yo me veo en ellos, como cuando recién llegué a este país y mi propósito también
es ayudar a las personas a enamorarse de Jesús y de nuestra madre María,
porque ellos me han demostrado tanto en mi vida sin pedirlo.
Al mundo quiero compartirle que con la fe se mueven montañas, Con frecuencia
nos avergonzaríamos de nuestras más hermosas acciones, si el mundo supiera
todos los motivos que las producen.
Aprender a entender que todo lo que nos sucede tiene un propósito, y no
cuestionar, sino reflexionar en la fe y palabra de Dios, como él dijo: “Nadie llega
a mi padre si no es por mí”, en mi caso me ganó el amor, afecto de mi familia,
amistades y en general de las personas, siendo honesta y a esta etapa de mi vida
en especial mi carácter que era muy fuerte, lo he aprendido a controlar.
Es de esta manera que mujeres como Rocío Flores nos demuestran su fe, con
acciones; lo que nos permite reflexionar que la Fe es una de las fuerzas más
grandes del espíritu. Agradezco tener la oportunidad de que Rocío nos haya
compartido el cómo poco a poco Dios se ha manifestado en su vida. Creo que
no es necesario agregar más. Solo les pido rogar a Dios porque logre sus metas,
pues es una gran mujer llena de fe.
Rocío como anfitriona de mesa del evento Café MARIANAS
Articulo Por: -
Relaciones Públicas
MARIANAS de San Pablo
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderBorrarSolicito la construccion de una parroquia de la iglesia católica ortodoxa rusa en la bajada al sector las rosas de residenciales San José del municipio de San José Pinula del departamento de Guatemala de mi nacion Guatemala de la América Central (terreno de propiedad privada) por medio de la iglesia católica romana local (parroquia San José de la cabecera central de tal municipio) con la colaboracion de la iglesia hindú en tal propiedad privada para la construccion del templo hindú de la alianza cultural Vrindavan "Vrinda".
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.